Algunas consideraciones sobre cultura y colaboración
(En base a una experiencia del 2o. CAMEL – Herramientas para la colaboración, navidad 2016)
Hemos venido insistiendo en que la colaboración, y por ende la conformación de equipos colaborativos interdisciplinarios eficientes, es cultural-dependiente, en forma que recuerda a la que se estudia en las escuelas de negocios en relación a la negociación entre actores de diferentes culturas, en el sentido que se facilitará o dificultará en función de ciertos rasgos culturales (entendemos aquí por cultura: Los conjuntos de saberes, creencias y pautas de conducta de un grupo social, incluyendo los medios materiales que usan sus miembros para comunicarse entre sí y resolver necesidades de todo tipo). Estos aspectos son importantes y deben ser elucidados por tener íntima relación con los procesos de desarrollo y modernización en una sociedad. Como quiera que estamos iniciando una investigación colaborativa relativa a estos temas, quisiéramos invitar a los amigos en este blog a comentar sus experiencias recientes a la hora de estructurar equipos eficientes, de manera de intentar sistematizar las experiencias que tengan la cortesía de relatarnos. En lo que sigue intentaré adelantar algunos elementos teóricos que pueden resultar útiles para orientar nuestros análisis y “estructurar” las diferentes experiencias que hayamos vivido relativas a estos procesos.
La definición que aparece en los textos de “Epistemología Constructivista” nos habla de una perspectiva acerca del conocimiento científico que lo percibe como construido por los científicos (el conocimiento) en lugar de ser descubierto desde el mundo real. El constructivismo mantiene que la única realidad que podemos conocer es la que es representada por el pensamiento humano. La realidad es independiente del pensamiento humano, pero su significado o conocimiento es siempre una construcción humana. Algunas de las características del constructivismo crítico según Kincheloe nos hablan de que el conocimiento es construido socialmente, de la existencia de múltiples realidades (el mundo es mas complejo que lo que imaginamos) y la posibilidad de construir conocimiento práctico para la acción social crítica. Esto debería permitirnos el construir conocimiento partiendo de los análisis de nuestras experiencias, de allí la importancia de recopilar estas vivencias individuales que hoy les solicitamos.
Lo anterior lleva implícita a su vez la posibilidad de una sociología del conocimiento, la idea de que el conocimiento está socialmente condicionado, y que es posible e importante encontrar los procesos sociales e institucionales mediante los cuales estas representaciones son creadas, ya que existen conexiones entre los intereses y el conocimiento. Lo anterior encuentra aplicación práctica cuando tratamos de entender a los grupos. Definidos por la sociología como aquella reunión de personas que se identifican e interactúan entre ellos, con cierto grado de cohesión, han venido siendo estudiados desde muchos puntos de vista. Tenemos por ejemplo la Teoría de la Identidad Social desarrollada por Tajfel que trata de comprender cuándo y porqué los individuos se identifican con, y se comportan como parte de, un grupo social dado, adoptando entonces actitudes compartidas en relación a los externos al grupo. Este proceso social de conformar el grupo debería estar en la base de cualquier aproximación al estudio que proponemos en esta nota.
Los grupos pueden ser primarios (relaciones cercanas, personales y duraderas) o secundarios (relaciones impersonales y orientadas al logro de metas), en este último caso la meta no es el mantenimiento y desarrollo de las relaciones en sí mismas, sino el logro de un objetivo específico. La razón fundamental por la que los grupos son estudiados es por el poder que ejercen sobre los individuos, la pertenencia o no a grupos marca en mucho el comportamiento rutinario de los individuos en aspectos tales como la conformidad, la facilitación social, la holgazanería (social loafing), des-individualización, polarización, la difuminación de responsabilidades, o el pensamiento grupal (el de las decisiones irracionales de Janis)
En tiempos mas recientes un énfasis adicional en las investigaciones sociológicas acerca de los grupos se ha centrado en el estudio de las redes sociales, una estructura conformada entre actores, bien sea individuos u organizaciones, que opera a muchos niveles, desde la familia hasta en el de las naciones, y que juega un papel crítico en la manera como los problemas son resueltos, las organizaciones son manejadas o el grado en que los individuos son capaces de lograr sus metas (lo cual lo vincula al concepto de empoderamiento).
Todo lo anterior adquiere sentido cuando tratamos de generar equipos eficientes, diferenciados de los grupos, en que, en palabras del Tecnológico de Monterrey en México, el grupo es el conjunto de varias personas que están unidas para alcanzar un objetivo específico, mientras que el equipo se refiere al conjunto de personas que aportan sus conocimientos para lograr un mismo objetivo basándose en la ayuda equitativa de quienes lo forman. Algo así como que el grupo de fanáticos que apoyan un equipo de fútbol son diferentes de este en su naturaleza de origen!
En relación con los equipos eficientes, ya hemos hecho referencia en estas notas de Interconectados a los trabajos de Pentland quien ha encontrado evidencias que sugieren que la clave para la alta eficiencia no reside en el contenido de las discusiones sino en la manera como los equipos se comunican a su interior. Otro tema, siempre pendiente en nuestra cultura, es el del liderazgo, ya que como es sabido la mayoría de las veces los equipos no pueden ponerse de acuerdo en lo que deben hacer, un trabajo que corresponde al líder, quien debe tomar el riesgo personal y profesional de marcar la dirección del equipo, y si, entre otras condiciones, el líder no es disciplinado o carece de la experiencia necesaria, las posibilidades de lograr buenos resultados son muy pequeñas (según Richard Hackman, profesor de psicología organizacional en la Universidad de Harvard). También pudiésemos considerar los ocho factores que contribuyen a construir equipos colaborativos, según Gratton y Erickson, a saber: demostrar el compromiso con la colaboración, modelar conductas, crear culturas que cruzan barreras, proveer las competencias requeridas, apoyar el espíritu de comunidad, buscar líderes de equipos que sean orientados a la tarea y a las relaciones, construir sobre la base de experiencias anteriores y comprendiendo el cómo manejarse entre los roles claramente definidos y las ambigüedades en cómo lograr las metas. (Estos y otros artículos mencionados se pueden accesar en el libro de Harvard Bussiness Review, On teams, 2013)
Con estos antecedentes teóricos pudieran iniciarse análisis como el de la experiencia vivida recientemente al interior de un CAMEL de los que realizamos en la Fundación InterConectados. En dicho CAMEL y aprovechando el receso vacacional navideño se detuvieron las actividades formales en el momento en que se acababan de conformar tres grupos de trabajo alrededor de tres problemas sociales concretos relativos al desarrollo de ciudadanía, la generación de empleo y la lucha por mejor salud en la comunidad. Cada grupo podía seguir reuniéndose durante las tres semanas del receso mencionado, y a su vez podía subdividirse en función de la complejidad y las diferentes aristas que el problema de estudio presentase y los conocimientos y experiencias de cada grupo o equipo. Cada grupo tomó caminos diferentes en el período considerado; desde prácticamente no reunirse, hasta reunirse con frecuencia, subdividirse y adelantar tareas de complejidad creciente. ¿Cuál fue la razón del comportamiento de cada grupo?, ¿Por qué actuaron de forma diferenciada en cada caso?
Con las respuestas a la interrogantes planteadas en el párrafo anterior, es decir, dadas las respuestas de análisis a las conductas individuales emitidas al interior de cada grupo mencionado, sería posible conocer (epistemología constructivista) acerca de cómo la cultura de nuestro medio facilita u obstaculiza la generación de equipos eficientes en nuestra sociedad. Interesante saber si los diferentes grupos evolucionarían hasta convertirse en primarios, o se aceptan como secundarios; y si podrían, en un momento determinado y bajo cuál tipo de presiones, evolucionar hacia equipos eficientes (definidos estos de acuerdo con la literatura gerencial moderna) en base al conocimiento construido para la acción social, incrementando en la práctica el empoderamiento de sus miembros. Sabemos que en la situación descrita no había transcurrido suficiente tiempo como para definir liderazgos al interior de los diferentes grupos de partida, por ello conocer, gracias a las reflexiones que nos lleguen, sobre los aspectos que llevan a la generación de liderazgos podría resultar en aportes capaces de apoyar procesos similares en situaciones futuras.
Un estudio posible resultaría si los diferentes participantes reflexionan sobre lo vivido y nos relatan su visión de lo ocurrido en el proceso considerado. La complejidad de los abordajes, vivencias e impresiones, ciertamente que enriquecerán nuestro conocimiento de cómo la cultura en que nos desenvolvemos afecta el desarrollo de equipos eficientes y ciertamente contribuirá a la acumulación de “herramientas conductuales” que deben en el futuro apoyar la generación de equipos colaborativos por parte de los participantes en el proceso.
Otras notas sobre equipos publicadas con anterioridad en este blog serían:
Sobre “atenuación” y la generación de equipos virtuales eficientes
¿Como asegurar cohesión en los equipos?
Cultura colaborativa, grupos y equipos
Grupos, equipos y redes. La nueva mini-clase preparatoria del CAMEL
9 comentarios