Investigación interdisciplinaria: ¿un problema complejo?
Hoy en día se habla mucho en el mundo académico acerca de la investigación interdisciplinaria como alternativa para el estudio de los “problemas complejos”, dada la ventaja que representa contar con la contribución de profesionales de diversas disciplinas relacionadas entre sí al esclarecimiento y búsqueda conjunta de soluciones a los mismos. Sin embargo, lo que no se dice, en mi opinión (aunque ya algunos académicos lo dejan entrever), es que estas investigaciones, precisamente por su naturaleza interdisciplinar, son, en sí mismas, un problema (¿complejo?) que hace falta tomar en cuenta, desde el inicio de la investigación, de manera de evitar que éste repercuta negativamente en la conducción, desarrollo y resultados de la investigación.
Y no se trata sólo del tiempo, esfuerzo y recursos especializados que este tipo de investigación demanda, sino que tal como concluyen Pérez-Viramonte y otros (2012, p. 13)
“…el modo de proceder interdisciplinario demanda un cambio epistemológico para considerar las articulaciones e intersecciones que se dan entre múltiples saberes, actores y niveles de la realidad; que cada uno de los involucrados en una investigación de esta naturaleza debe tener la disposición para aportar sus saberes, no sólo en relación a lo académico, sino respecto de la vida en general; debe quedar establecida, con el mayor consenso posible, la problemática particular sobre la que versará el análisis y el diálogo disciplinar; y que cada uno de los participantes tiene que aportar a los demás, con el mayor rigor metodológico posible, los principios, conceptos, teorías o categorías que constituyen su disciplina.”
Todo ello implica, en términos de la investigación interdisciplinaria, la necesidad de un liderazgo fuerte y experto, de un conocimiento preciso acerca del rol y responsabilidades de cada quien dentro del equipo, de una comunicación fluida, abierta y oportuna entre los investigadores a través de diversos medios, de una actitud empática y flexible ante las diferencias teórico-metodológicas y de una disposición personal hacia la colaboración y el aprendizaje mutuo, entre otros requerimientos. Si a ello agregamos que no existe aún una concepción clara y contundente de lo que significa “interdisciplinariedad” como tal ni tampoco un solo método de investigación en este campo (Uribe, 2012), resulta fácil inferir el gran reto que la investigación interdisciplinaria representa al día de hoy.
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