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Identidad y educación en un mundo multicultural: elementos para una investigación sobre la tríada escolar desde la Ciencia Ciudadana

imagen generada por ideogram.ai

Maritza Montero1 es un referente fundamental en los estudios sobre la psicología social del venezolano. Sus investigaciones han explorado a profundidad conceptos como el Foco o locus de control y cómo los eventos históricos y sociopolíticos de Venezuela han influido en el desarrollo de un locus de control más externo en la población, es decir, una tendencia a atribuir los eventos a fuerzas externas más que a las propias acciones. En el caso de la desesperanza aprendida Montero ha estudiado cómo situaciones de crisis prolongadas, como las que ha vivido Venezuela en las últimas décadas, pueden fomentar esta desesperanza aprendida y la apatía en la población. Igualmente, Montero ha vinculado la alienación social y política con la crisis de identidad nacional y la pérdida de sentido de pertenencia en muchos venezolanos, ha explorado cómo la identidad nacional se ha visto afectada por factores históricos, económicos y políticos, y cómo esto ha influido en la autoimagen de los ciudadanos.

Aunque no son las únicas variables relevantes, son un buen punto de partida para comenzar a entender cómo funcionan las interacciones entre grupos diferentes en la sociedad venezolana, en nuestro caso la interacción de la tríada escolar conformada por la escuela, la familia y el estudiante, elementos críticos a la hora de enfrentar la crisis educativa por la que estamos atravesando.

Otro investigador, Alejandro Moreno Olmedo2, al analizar la familia venezolana, explora en sus estudios cómo las relaciones familiares, los valores y las creencias influyen en la construcción de la identidad individual. Esto se relaciona directamente con los conceptos psicológicos de identidad y autoimagen. Igualmente, los estudios sobre desesperanza aprendida en Venezuela encuentran sus raíces en las crisis económicas y políticas prolongadas, un contexto histórico que también es abordado por este autor. Adicionalmente, el concepto de «machismo» en la cultura venezolana tiene implicaciones directas en las relaciones de género y en la construcción de la masculinidad, un tema que también es explorado por la psicología social.

Estos enfoques, los de Montero y Moreno Olmedo, se diferencian en que la psicología tiende a centrarse en los procesos mentales individuales, mientras que la antropología cultural se enfoca en los patrones culturales y sociales. Al mismo tiempo, la psicología utiliza una variedad de métodos, como experimentos, encuestas y entrevistas, mientras que la antropología cultural suele emplear la observación participante y el análisis de textos culturales. Ambos enfoques, el psicológico y el antropológico, aunque parten de perspectivas diferentes, convergen en un objetivo común: comprender la complejidad del ser humano en su contexto sociocultural. Tanto los estudios psicológicos, como los antropológicos, reconocen la importancia del contexto cultural en la formación de la personalidad y el comportamiento. Ambos enfoques, tanto desde la psicología social como desde la antropología cultural, se interesan en los valores, creencias y normas que guían el comportamiento humano al explorar cómo las experiencias colectivas (históricas, sociales, y políticas) moldean la subjetividad individual. De lo que si podemos estar seguros es que estas y muchas otras variables van a entrar en juego, y deben ser consideradas, a la hora de diseñar o implementar las políticas públicas relacionadas con la educación en el país, tanto a nivel de los decisores de esas políticas, como de las organizaciones o individualidades llamados a actuar en función de las mismas.

Si bien los autores mencionados abordan la complejidad de la sociedad venezolana, es importante notar que sus enfoques y escalas de análisis difieren: Moreno Olmedo se centra en una división cultural más profunda, arraigada en la historia y en las estructuras sociales. Su concepto de «hendidura»3 sugiere una fractura que separa a la sociedad venezolana en dos grupos con valores, costumbres y formas de vida distintas. Montero, por su parte, se enfoca más en los procesos psicosociales que se desarrollan en el contexto de estas divisiones culturales. Sus estudios sobre foco de control, desesperanza aprendida y alienación nos permiten comprender cómo estas divisiones impactan en la experiencia subjetiva de los individuos. En este sentido, podríamos decir que los hallazgos de Montero complementan la visión de Moreno Olmedo.

En su visión de «La Hendidura», Moreno Olmedo plantea la existencia de dos culturas, lo que obliga a abrir un debate sumamente interesante cuando se cruza con los hallazgos de Maritza Montero y otros investigadores sociales. Mientras aquel nos señala la existencia de una fractura, Montero nos explica cómo esa fractura se manifiesta en la vida cotidiana de las personas y cómo influye en su bienestar psicológico. Estudiosos venezolanos han abordado la cuestión de la identidad y la cultura desde diversas perspectivas4, generando un amplio debate en el ámbito académico.

En donde existe consenso es en que la sociedad venezolana es sumamente compleja y diversa. La idea de una división tajante entre dos culturas es una simplificación que no captura toda la riqueza y complejidad de la realidad venezolana. Sin embargo, las propuestas de Moreno Olmedo y Montero pueden ser un punto de partida para un debate fructífero sobre la identidad nacional y las relaciones sociales en Venezuela. Al combinar estas perspectivas, podemos construir una visión más completa y matizada de nuestra realidad, reconociendo tanto las divisiones como las conexiones que existen entre los diferentes grupos sociales.

 

Todo lo anterior nos permite comprender la dimensión del problema a estudiar cuando queremos repensar la educación venezolana. Según Moreno Olmedo “la educación en Venezuela se ha visto históricamente como un ámbito centrado en la afectividad y convivencia más que en la razón y el conocimiento”. En el esquema (Figura 1) mostramos la tríada escolar, conformada por la escuela (y sus docentes), la familia (en nuestro medio la madre, fundamentalmente), y el alumno. Este último puede encontrarse, dentro de la descripción utilizada por Moreno Olmedo, o bien en un entorno cómodo, donde su escuela y su familia comparten culturas similares (lado izquierdo), o está sometido a la presión de dos entornos culturales diferentes; el europeo-moderno en la escuela y el tradicional- matricentrado en su casa, llevando a problemas de ajuste y conflictos (lado derecho de la imagen).

 

Cuando la tríada escolar funciona adecuadamente, como se aprecia en el segundo esquema (Figura 2), es posible lograr elementos de “cultura, identidad e individualización”5 que deberían facilitar una transición más suave entre los dos mundos, en los casos de culturas diferentes en la escuela y la familia.

 

Otra posible fuente de problemas, que debemos estudiar si es que vamos a generar conocimiento útil para orientar las acciones desde el sistema educativo que permitan paliar los problemas que enfrenta la sociedad venezolana, es el de los menores “criados por los abuelos” ante la partida de los padres a otras tierras en busca de mejores condiciones de vida (Figura 3). No hemos detectado literatura sobre este último fenómeno, pero ciertamente es cada vez más frecuente en nuestro medio encontrar situaciones donde, por migración de los padres a otras tierras, quedan los abuelos encargados de la crianza de los menores.

Todas estas situaciones pudieran ser estudiadas en proyectos utilizando estrategias de Ciencia Ciudadana6, así, al tiempo que se indaga sobre el papel de la escuela y la familia en esa individualización del alumno, se contribuye a «desarrollar ciudadanía» en la población general.

Si asumimos que la educación debe alinearse con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, fomentando el pensamiento crítico y la innovación en los estudiantes, lo cual requiere de enfoques diferenciales para una educación inclusiva que deben ser considerados en las políticas públicas, debemos aspirar a que el conocimiento sea un motor de cambio en la sociedad venezolana y por ello debemos estudiar la desigualdad en el acceso a la educación y la falta de vinculación entre academia y sociedad en tanto que factores negativos a ser minimizados mediante la promoción del pensamiento crítico y la creatividad. Fomentando la investigación y la innovación y promoviendo la participación ciudadana y la vinculación con el mundo laboral de los procesos educativos, las estrategias de Ciencia Ciudadana7 al monitorear, evaluar y aprender de nuestros procesos educativos se convierten así en un elemento fundamental del proceso de obtener conocimiento pertinente que oriente las políticas públicas. Pero este será el tema de futuras entregas.

1.- Montero, M. (1991). Ideología, alienación e identidad nacional: una aproximación
psicosocial al ser venezolano (Vol. 30). Universidad Central de Venezuela, Ediciones de la Biblioteca.
2.- Moreno Olmedo, A. (2016). Antropología cultural del pueblo venezolano. Fundación
Empresas Polar.
3.- https://chegoyo.com/moreno-hendidura/
4.- Yajaira Freites comunicación personal. El problema de la identidad y la cultura ha sido el tema fundamental de historiadores como Briceño Iragorry, Mariano Picón Salas, Augusto Mijares por nombrar tres connotados. Luego los antropólogos desde la perspectiva indigenista, y en las ciencias políticas y la sociología destacan Diego Bautista Urbaneja e Irene Pérez-Schael.
5.- Giménez, G. (2010). Cultura, identidad y procesos de individualización. Conceptos y
fenómenos fundamentales de nuestro tiempo, 3.
6.-https://bitacora.interconectados.org/una-propuesta-desde-interconectados
integracion-de-equipos-para-desarrollar-ciencia-ciudadana-para-la-educacion/
7.-https://bitacora.interconectados.org/arranca-el-xii-foro-invertido-de-interconectados con-la-ciencia-ciudadana-como-protagonista-para-el-desarrollo/

 

Sobre los términos

Para profundizar en los términos mencionados en el texto; La identidad es el sentido de uno mismo, la percepción que una persona tiene de quién es y qué la define. Incluye aspectos como la pertenencia a grupos sociales, los roles que desempeña, los valores, las creencias y las experiencias personales. La identidad se desarrolla a lo largo de la vida y se ve influenciada por factores sociales, culturales y personales. Es un elemento sumamente importante a la hora de desenvolverse en sociedad, puesto que la identidad proporciona un sentido de cohesión y propósito en la vida. Se debe enfatizar su carácter dinámico y el contexto social, ya que la misma se construye tanto a nivel individual como colectivo.

Por su parte, el locus, foco de control se refiere a la percepción que una persona tiene sobre qué controla los eventos de su vida. Es decir, si cree que los resultados dependen
principalmente de sus propias acciones (locus de control interno) o si atribuye los
acontecimientos a factores externos como la suerte, el destino o las acciones de otros (locus de control externo). El foco de control influye en la motivación, la autoestima, la adaptación al estrés y la forma en que las personas abordan los desafíos.

En el mismo orden de ideas, la desesperanza aprendida es un estado psicológico en el que una persona, después de experimentar repetidamente eventos negativos e incontrolables, llega a creer que sus acciones no tienen ningún efecto en los resultados y, por lo tanto, deja de intentar cambiar su situación. Suele desarrollarse a partir de experiencias repetidas de fracaso, donde la persona percibe que no tiene control sobre los acontecimientos. La desesperanza aprendida puede llevar a la pasividad, la depresión, la baja autoestima y la falta de motivación.

 

 


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