El porvenir de la educación superior venezolana. Destinos por descubrir
José G. Álvarez-Cornett (*)
Un país perplejo de nuevo ante sí mismo es Venezuela, y
para encontrar o reencontrar el camino, el que ofrezca mayor
seguridad anímica y confianza afectiva, se impone un viaje
hacia la interioridad nacional, hacia el alma colectiva,
[para conocer y entender la verdad de La Hendidura,
me atrevo a añadir],
hacia los modos de ser o parecer,
los hábitos de comportamiento
así como la postura atenta frente al escenario
o los escenarios sobre los cuales se proyecte la perspectiva.
La tarea de entender a los venezolanos,
que nos motiva o desmotiva
es esencial para el análisis del futuro».

«Lento pero viene/ el futuro se acerca/ despacio/ pero viene/…. / ya se va acercando /nunca tiene prisa», nos recuerda el poeta Mario Benedetti. Quienes lidian con los elefantes salvajes en los safaris africanos cuentan que vistos en la lejanía, aunque cargando hacia ti, los elefantes lucen pequeños y poco intimidantes. Pero ¡oh, sorpresa!, cuando se acercan se entiende cuán grandes, amenazadores y peligrosos son. Sin las debidas precauciones, te pueden embestir o incluso matar. Con frecuencia, el futuro así se comporta. Por eso hemos de tomar las debidas previsiones y, en el caso del futuro, estas se conocen como Estudios de Futuros con sus asociados Métodos de Intervención de Grandes Grupos.
La Universidad Venezolana del Futuro
En la sede de la Academia de Mérida durante la conmemoración del centenario del nacimiento del Rector Magnífico de la Universidad de Los Andes Pedro Rincón Gutiérrez (1923-2004) los días 27 y 28 de julio, se realizó el foro «La Universidad Venezolana del Futuro». No asistí al evento merideño, pero pude ver las ponencias por su canal de YouTube (enlace a los videos aquí: Jueves 27 y Viernes 28). Congratulo a la Academia de Mérida y a los profesores Humberto Ruiz Calderón y Roberto Rondón Morales por la iniciativa y su esfuerzo.
Es muy importante la tertulia académica sobre el futuro de la universidad venezolana, pero un solo evento, claro está, es loable pero poco. En falta echamos más encuentros, en diferentes formatos, su regularidad, por extensos periodos y con relatorías que se retroalimenten. Al considerar el tema de la universidad y su futuro, merece mención una perspectiva histórica de la evolución de la idea de universidad, como la ofrecida por Adam Matthews (2022) en The Idea and Becoming of a University Across Time and Space: Ivory Tower, Factory and Network. Con el paso de los siglos la idea de universidad ha cambiado y continuará haciéndolo.
Para el caso venezolano es gratificante revisar las ideas que sobre la universidad presentó el Rector fundador de la Universidad Simón Bolívar (USB) y filósofo Ernesto Mayz Vallenilla (1925-2015) en su libro El ocaso de las universidades (1984) (descargar aquí). Otra reflexión filosófica sobre la universidad venezolana se encuentra en el libro compilado por Fabio Morales titulado La idea de universidad. Perspectivas filosóficas y vida académica (Caracas: Editorial Equinoccio, 2008) que trae varios ensayos, entre ellos: La universidad es una nostalgia de Nelson Tepedino y La idea de universidad de Fabio Morales. Dos miradas a la universidad venezolana se presentan en El problema de la universidad en Venezuela y los lugares para su resistencia (im)posible en tiempos de postautonomía de Eleonora Cróquer Pedrón (2018), Directora del Instituto de Altos Estudios de América Latina (USB) y en la conferencia Autonomía universitaria y revolución (2003) del profesor Alexis Márquez Rodríguez (1931-2015).
Luego de disfrutar todas las presentaciones del foro, de haber escuchado varios diagnósticos y algunas ideas interesantes sobre la universidad venezolana (sobre cómo mejorar o actualizar o digitalizar la universidad que tenemos hoy), quedé ávido de más porque en mi humilde saber las ponencias no presentaron modelos alternativos de la universidad venezolana del futuro.
Sin pretender hacer aquí una síntesis o relatoría del foro, me atrevo a mencionar algunos aspectos de los temas que fueron presentados:
(a) Sobre el financiamiento de las universidades;
(b) La necesidad de impulsar una visión gerencial de la universidad pública versus la visión actual de una universidad que solo administra los recursos que recibe;
(c) Sobre la transformación digital de la universidad y la necesidad de que las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) deban ser aplicadas horizontalmente a toda la estructura organizacional universitaria;
(d) Vincular o articular la universidad al desarrollo futuro de una ciudad competitiva, en este caso, la ciudad de Mérida (2);
(e) La eliminación de las barreras que dividen a la universidad en silos o taifas disciplinares (palabras mías). El ponente habló claramente sobre los problemas de las estructuras académicas organizadas en islas epistémicas versus la organización de la universidad en redes de conocimientos para ofrecer programas (académicos, de investigación y extensión) y servicios que resuelvan los problemas de la sociedad;
(f) La conveniencia de encontrar mecanismos para incorporar a la diáspora en la universidad nacional;
(g) El acoso político a la universidad: «el gobierno orienta su acción hacia la aniquilación de la institución universitaria»;
(h) Impulsar la idea del aprendizaje continuo y enseñar a los estudiantes a aprender por sí mismos;
(i) La sugerencia de utilizar la infraestructura universitaria pública como activo para realizar otras actividades — puedo añadir, por ejemplo, que Purdue University en West Lafayette, Indiana ya está haciendo eso con su programa Work From Purdue, en donde la universidad invita a los emprendedores, innovadores y a la gente creativa a trabajar remotamente desde el campus universitario de Purdue dándole acceso a las instalaciones universitarias sin que estas personas sean estudiantes de esa casa de estudios; y,
(j) Una realidad ineludible, el hecho de estar inmersos en un entorno legal (léase leyes) no adecuado porque limita o impide el desarrollo de la universidad pública hacia nuevos caminos.
No se comentó sobre cómo sería la articulación a futuro del sistema de educación secundaria con el sistema de educación superior; y no escuché tampoco, porque no hubo ponentes, la visión de futuro que tienen de la universidad venezolana los profesionales universitarios de entre 30 y 45 o 50 años.
Sentí que la mayoría de las presentaciones estaban ancladas en el pasado (cuestiones como la autonomía, los problemas de financiamiento, etc.) o condicionadas por nuestro triste y angustioso presente. El punto, me parece, está en visualizar futuros novedosos —que no sean una mera actualización o mejora de la realidad presente— para lo cual hay que separase emocionalmente del presente y del pasado sin dejar de reconocer que de allí venimos.
Es entendible que ello haya sucedido. Imaginar creativamente la universidad del futuro requiere un espacio o ambiente de paz, tranquilidad y sosiego y debe realizarse con calma para que la imaginación emprenda un vuelo sin límites; para que los diálogos fructifiquen, la sensibilidad y la creatividad florezcan y los que la “envisionan” se transporten a un lugar alejado de las dificultades del presente para pincelar los futuros (3). La universidad pública es un sistema complejo. Para concebir su futuro debe conformarse una comunidad cuyos miembros representen a la totalidad del sistema.
No se mostraron las representaciones topológicas de los sistemas universitarios a intervenir para llevarlos hacia un futuro diferente. De igual manera, tampoco las ponencias presentaron referencias bibliográficas sobre la universidad del futuro para que el público asistente pudiera por sí mismo conocer lo que se ha hecho y se está haciendo en el mundo en relación con el futuro de la educación superior: vale decir, los experimentos.
Me permito suplir algunas referencias. Véase, por ejemplo, Alternative Universities. Speculative Design for Innovation in Higher Education de Daniel J. Staley (Johns Hopkins University Press, 2019); Knowledge Towns: Colleges and Universities as Talent Magnets de David J. Staley y Dominic D. J. Endicott (Johns Hopkins University Press, 2023); y The Future(s) of Public Higher Education. Five New Models for State University Success (Deloitte, VV. AA., 2018, disponible aquí). La revista Change: The Magazine of Higher Learning, de la pluma de Mary Taylor Huber, presentó un resumen sobre las universidades del futuro (Universities of the Future, 2021) basado en el libro de Staley (2019) y otros autores.
Estimo que la universidad del futuro emergerá de los experimentos en educación superior que actualmente se diseñan y realizan en el mundo.
Cuando hablo de ambientes para imaginar la universidad venezolana del futuro me refiero a dos cosas:
- A espacios temporales de reflexión en donde los miembros que representan el sistema a ser intervenido, en este caso la universidad o el sistema de educación superior, conversan sobre el tema y envisionan los futuros por varios días siendo orientados o guiados por alguna metodología de intervención. Por ejemplo, los procesos que en el caso del Reino Unido culminaron en un reporte nacional (The College of the Future. UK-Wide Final Report) y en uno para cada región británica (véase, por ejemplo, el que corresponde a Inglaterra, The English College of the Future. A nations-specific final report); o en el caso de la Fundación Conocimiento y Desarrollo (Fundación CYD), en el reporte La universidad del futuro o el futuro de la universidad; o el proceso que se llevó a cabo en el MIT (Reinventing MIT Education Together) que culminó en el Reporte Final titulado: The Institute-wide Task Force on the Future of MIT Education (julio 28, 2014); y
- Centros permanentes dedicados a imaginar la universidad del futuro como el Center for the Future of Higher Education and Talent Strategy (Northwestern University); Center for 21st Century Universities (Georgia Institute of Technology); y School of The 21st Century (Child Study Center, Yale School of Medicine).
He aprendido mucho de Peter Drucker (1909-2005), profesor de Gerencia, agudo consultor empresarial y gran visionario austríaco-estadounidense, profesionalmente activo hasta sus últimos días, y le tengo un gran respeto.
Traigo a colación su nombre aquí porque en 1997 la revista Forbes publicó una extensa entrevista titulada Seeing things as they really are (Viendo las cosas como son) en donde Drucker conversó con el entrevistador sobre diversos temas de interés público, entre ellos, la educación universitaria estadounidense (4). Hace 26 años, Peter Drucker, quien no conoció la pandemia de Covid-19, dijo:

«Dentro de treinta años los grandes campus universitarios serán reliquias. Las universidades no sobrevivirán. Es un cambio tan grande como cuando obtuvimos por primera vez el libro impreso. ¿Te das cuenta de que el costo de la educación superior ha aumentado tan rápido como el costo del cuidado de la salud?
Y para la familia de clase media, la educación universitaria para sus hijos es tan necesaria como la atención médica; sin ella, los jóvenes no tienen futuro. Estos gastos son totalmente incontrolables, sin ninguna mejora visible ni en el contenido ni en la calidad de la educación, significa que el sistema se está volviendo rápidamente insostenible.
La educación superior está en una profunda crisis… Se necesitaron más de 200 años (desde 1440 hasta finales de 1600) para que el libro impreso creara la escuela moderna. No tomará tanto tiempo para el gran cambio».
A nivel mundial la crisis de la educación superior es palpable. No serán los treinta años que señaló Drucker, quizás serán cincuenta o sesenta o más, pero con seguridad surgirá un nuevo modelo de universidad que será muy diferente, tanto que si hoy lo tuviésemos en frente no lo reconoceríamos como una universidad. (Los monasterios todavía existen, pero en ellos ya no se hacen los libros).
No soy experto en educación, pero si me preguntan: ¿Qué podemos hacer hoy en Venezuela para mejorar los procesos en la educación superior y potenciar la adquisición de conocimientos en la sociedad venezolana? Yo diría que hay cuatro cosas que deberíamos hacer:
- Establecer una Banda Ancha de alta calidad y velocidad para que todos puedan en principio acceder a la nube (esto no implica gratuidad, sino disponibilidad y accesibilidad). ¡Qué esta tecnología esté presente en todo el territorio nacional!;
- Impulsar la cultura digital (e infoatención) masivamente (5);
- Darle al sistema de educación superior la flexibilidad para que cualquier estudiante —incluso de secundaria— pueda asistir a una materia en cualquier universidad que escoja entre una amplia y variada lista de instituciones de educación superior públicas o privadas, nacionales o internacionales, y estructurar su propio pensum con la asesoría de un tutor y el control de algún reglamento. (En este enfoque, el ejercicio profesional no está validado por los títulos universitarios recibidos, sino por las certificaciones profesionales obtenidas después de haber aprobado exámenes rigurosos. El mundo del siglo XXI, como ya se deben haberse dado cuenta, dejó de ser un mundo de beneficios para convertirse en uno de contribuciones —de aportar valor agregado con el trabajo diario) (6); y
- El cuarto aspecto es igual al primero: ¡Banda Ancha para todos!
“Envisionando” futuros en grupo
Las universidades son un sistema —con partes internas y externas— y para intervenir en su evolución futura debe primero representarse gráficamente o mapear el sistema: detectar sus agentes y componentes, observar su topología y estudiar cómo las partes interactúan. Luego, debe convocarse a una representación del sistema —incluyendo sus partes internas y externas— para juntos “envisionar” los lugares futuros hacia donde se quiere y es posible ir.
Imaginarse colectivamente lo que sucederá o cómo sería una situación en el futuro cuando el objeto de estudio es un conglomerado social como un sistema de educación superior o una sola universidad requiere emplear tecnologías (por supuesto, que sociales —o suaves como se denominan en inglés: soft technologies). Por tanto, quiero destacar aquí a los métodos de intervención de grandes grupos (en inglés, large groups or large scale interventions methods) que son tecnologías sociales o suaves que la sociedad venezolana casi nunca utiliza (7).
Este hecho no me es extraño en lo absoluto porque la cultura de las élites venezolanas (posicionadas en el lado más bajo de La Hendidura (8) y que, para mal o para bien, han conducido los destinos de la Nación) está fatalmente obsesionada con el pasado según se desprende del estudio sobre el manejo del tiempo —la orientación hacia el pasado, presente y futuro en diferentes sociedades— de Fons Trompenaars y Charles Hampden-Turner (Riding the Waves of Culture: Understanding diversity in Global Business, 1998: 125-144).

Si imaginamos a los períodos pasado, presente y futuro como círculos: llamados Pasado, Presente y Futuro, observaremos que nuestra relación con el tiempo puede ser representada con tres círculos que no se conectan como en la figura. Nuestra orientación se inclina a hacer el círculo del pasado el más grande y el del futuro el más pequeño. El ayer tiene mayor influencia o peso en nuestra sociedad. Sin embargo, en las culturas occidentales desarrolladas y en las culturas de los centros de investigación y desarrollo la relación con el tiempo viene representada por tres círculos que se cruzan y en donde el círculo del futuro, si no es el de mayor tamaño, tiene al menos un tamaño igual al círculo del presente y está conectado, o mejor solapado, con él. (Para mayores detalles sobre este aspecto, véase mi presentación Antever, 2019).
En nuestra sociedad los tres tiempos están aislados y no se conectan en una cadena pasado-presente-futuro. Una sociedad a la que no le importa el futuro no desarrolla (o no aplica) las tecnologías creadas para influir en el porvenir.
Ya para concluir, me permito sugerir a quienes se preocupan por el futuro de la universidad venezolana que evalúen los métodos de intervención de grandes grupos bellamente comentados por Peter Block en su libro Community: The Structure of Belonging (Berrett-Koehler Publishers, 2009) y presentados con bastante detalle —aunque cada método posee su propia literatura —en la «Biblia» de estas metodologías: The Handbook of Large Group Methods: Creating Systemic Change in Organizations and Communities (Barbara Benedict Bunker y Billie T. Alban, Jossey-Bass, 2011) y en Building an evidence based practical guide to Large Scale Interventions: Towards sustainable organisational change with the whole system de la consultora neerlandesa Tonnie van der Zouwen (Eburon Academic Publisher, 2011; este libro fue su tesis doctoral en Tilburg University). También vale la pena consultar el número especial de la revista The Journal of Applied Behavioral Science (JABS) dedicado a los métodos de intervención de grandes grupos (Volume 41, Issue 1, March 2005, Special Issue on Large Group Interventions) (9).
Me despido como comencé, con Benedetti. El futuro, dice: «…/nunca tiene prisa/viene con proyectos/ y bolsas con semillas/…/lento pero viene/ el futuro real/ el mismo que inventamos/ nosotros y el azar/ cada vez más nosotros/ y menos el azar».
El porvenir se construye desde el presente. Existe un solo pasado, pero hay múltiples futuros. Por tanto, quedan amplios destinos por descubrir para la educación superior venezolana. Será toda una aventura intelectual de construcción de futuros.
¡Mentes y manos a la obra, pero… cuidadito con los elefantes! 🐘 🐘 🐘 🐘
NOTAS
(1) Véase, Escobar Salom, Ramón: Los demonios de la democracia, Caracas: Los Libros de El Nacional, p. 220.
(2) Khaled Salah Kotb de la Universidad de Alexandria en Egipto explica las características que debe tener una universidad en una ciudad creativa en The Features and Roles of Universities in Creative Cities (Capítulo 14, pp. 284-304, en Handbook of Research on Creative Cities and Advanced Models for Knowledge-Based Urban Development, editado por A. A. Razek Galaby y A. Adel Abdrabo, Hershey (Pensilvania), EE. UU.: IGI Global, 2021).
Por otra parte, existen dos libros que discuten el concepto de la “universidad creativa”: Lund, B., y Arndt, S. (2019). The Creative University: Contemporary Responses to the Changing Role of the University, Leiden, Países Bajos: Brill; y Schwittay, Anke (2021). Creative Universities. Reimagining Education for Global Challenges and Alternative Futures, Bristol, Gran Bretaña: Bristol University Press.
Ninguna ciudad venezolana es miembro del UNESCO Creative Cities Network (UCCN), https://en.unesco.org/creative-cities/.
(3) “Imaginar lo que sucederá o cómo será una situación en el futuro” cuenta con un verbo en el idioma inglés que significa exactamente eso: to envision —quizás deberíamos suplir a la lengua de Cervantes con el verbo «envisionar”.
(4) Seeing things as they really are, Forbes, March 10, 1977, pp. 122-128.
«Thirty years from now the big university campuses will be relics. Universities won’t survive. It’s as large a change as when we first got the printed book. Do you realize that the cost of higher education has risen as fast as the cost of health care?
And for the middle-class family, college education for their children is as much of a necessity as is medical care—without it the kids have no future. Such totally uncontrollable expenditures, without any visible improvement in either the content or the quality of education, means that the system is rapidly becoming untenable.
Higher education is in deep crisis…It took more than 200 years (1440 to the late 1600s) for the printed book to create the modern school. It won’t take nearly that long for the big change».
(5) Tuve la fortuna de tomar cursos con Howard Rheingold, autor de Net Smart (The MIT Press, 2012), quien en el 2009 acuñó el neologismo Infotention «para describir las habilidades/herramientas psico-sociales y técnicas que todos necesitamos para encontrar nuestro camino en línea hoy en día, una combinación de mente-máquina de habilidades de atención impulsadas por el cerebro con filtros de información impulsados por computadora» (véase, Mindful Infotention: Dashboards, Radars, Filters).
(6) El siglo XX fue un mundo de «Beneficios«. Las personas asistían a sus trabajos y hacían sus tareas diarias. Un desempeño regular o promedio garantizaba recibir ciertos Beneficios. Los títulos universitarios eran entonces muy importantes porque presuponían los conocimientos que las personas habían adquirido en la universidad. El mundo del siglo XXI es de “Contribuciones”. No te pagan por tus esfuerzos (eso, a nadie le interesa), sólo te pagan o recompensan por los resultados, es decir, por el valor que añades con tu conocimiento. Las empresas emplean si, y sólo si, absolutamente tienen que hacerlo. Los títulos universitarios tienen ahora menos relevancia (aunque siguen teniendo valor), ya que ahora importa mucho más lo que sabes y puedes hacer con tus conocimientos desde el primer día de trabajo que el lugar en donde adquiriste tus conocimientos.
En el siglo XXI cada día laboral es como un examen parcial. Es un mundo mucho más rudo, competitivo y rápido. En los sitios de trabajos las personas tendrán que añadir mayor valor que la nueva aplicación de software o la nueva generación de robots o de Inteligencia Artificial. En el siglo XXI los jóvenes deben desarrollar una mentalidad proactiva y emprendedora y deben aprender a aprender continuamente y por sí mismos (véase, What World Are You Living In? How we have gone from connected to hyper-connected and from interconnected to interdependent. An address by Thomas L. Friedman). La relación entre las universidades y los empleos se discute en Gallager, Sean R. (2016). The Future of University Credentials. New Developments at the Intersection of Higher Education and Hiring, Cambridge, Massachusetts: Harvard Education Press.
(7) Sobre la importancia de las tecnologías suaves (soft technologies), véanse los trabajos de la autora del reciente libro The Future of Humanity: From Global Civilization to Great Civilization (2023), Zhouying Jin, titulados: Soft Technology: The Essential of Innovation (Futures Research Quarterly, Summer 2002, Vol. 18, No. 2, pp. 29-56) y Global Technological Change: From Hard Technology to Soft Technology, Intelect Ltd. 2011).
(8) El Padre Alejandro Moreno Olmedo (1934-2029) fue un psicólogo social, sacerdote salesiano y fundador del Centro de Investigaciones Populares. En su opinión existe una Hendidura antropológico-cultural en la sociedad venezolana, una separación o división en la sociedad venezolana que se produce por la diferencia que existe en las formas de interpretar el mundo que tienen las élites venezolanas, más o menos modernas, y el venezolano popular.
A grandes rasgos, según el Padre Moreno en la sociedad venezolana conviven dos cosmovisiones diferentes o dos epistemologías diferentes. No se le ha puesto suficiente atención a este hallazgo. Para destacar su importancia, voy a exagerar (mucho) con un símil. Es como si la mayoría de los miembros de la sociedad venezolana —el lado más alto de La Hendidura— tuviese origen asiático (chino o japonés) y las élites que han gobernado fueran alemanes hispanizados. ¿Puede un sistema educativo desconocer las diferentes cosmovisiones que existen en la sociedad (dos formas distintas de ver el mundo), educar a la población del país, es decir, a todos (a ambos lados de La Hendidura), con los mismos criterios, métodos y formalidades, y pretender crear pertenencia y ciudadanía y educar bien para afrontar los retos del siglo XXI?
En su columna en El Nacional, el Padre Moreno publicó varios artículos relacionados con La Hendidura. Como los enlaces quedaron difuntos, los recogí en Chegoyo.com. Opino que si La Hendidura no se toma en cuenta, las intervenciones en el sistema educativo venezolano no tendrán un feliz desarrollo. No he escuchado a ningún líder universitario hablar de la importancia de La Hendidura.
(8) El ecosistema de los métodos de intervención de grandes grupos utilizados para vislumbrar o descubrir puntos comunes en los grandes sistemas organizacionales es diverso y muy amplio. Entre las metodologías de intervención se encuentran: Future Search, Open Space Technology (OST), Appreciative Inquiry, Scenario Planning (véase, Solving Tough Problems. An Open Way of Talking, Listening, and Creating New Realities (2004) de Adam Kahane quien codirigió los escenario de Mont Fleur en Sudáfrica), The World Café, Theory U, Three Horizons, Futures Literacy, Anticipation Studies y Experiential Futures (que son plataformas públicas para imaginar y soñar juntos). Varios ejemplos de la aplicación de estos métodos a casos de la sociedad civil son los escenarios de Mont Fleur, las intervenciones de Carolyn J. Lukensmeyer (véase, Taking Democracy to Scale: Large Scale Interventions—for Citizens, en el citado número de JABS y el trabajo de Chaiwat Thirapantu en Tailandia con 3000 participantes presentado en The People’s Assembly in Thailand: The Quest for a Sustaining Energy for Societal Change (disponible aquí).
Me referí a estos métodos en la presentación Antever; y en los ensayos Todos somos bardos: Problema y solución; El futuro ya llegó; y Abrir espacios para cumbres ciudadanas. Scenario Planning se utilizó a principios de los años 1970 en Shell de Venezuela, AGROPET y PDVSA. El creador de OST, Harrison Owen, facilitó intervenciones en Caracas para Telcel (BellSouth) y Pepsi Cola en la década de 1990.
(*) José G. Álvarez-Cornett. Licenciado en Física (UCV), realizó posgrados en Geofísica (UC, Berkeley) y en Negocios Asia-Pacífico (University of Southern California). En la actualidad es docente de Historia de la Física en la Facultad de Ciencias (UCV), Investigador Principal de PROYECTO VES y miembro de World Futures Studies Federation. Investiga la historia temprana de los Estudios de Futuros en Venezuela (presentación con audio) y estudia la influencia de la inmigración extranjera en el devenir de la ciencia y la tecnología nacional. Es un amante de la cultura y culinaria asiática, vivió en Beijing, China entre 1992 y 1995 en donde estudió el idioma y la cultura china. En el 2010 produjo el primer evento TEDx en Venezuela con transmisión en línea en tiempo real (TEDxTierraDeGracia: Creación intelectiva de Venezuela para el mundo, Noviembre 6, 2010).
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