Las Redes Antisociales (I)
Por Juan Nyx
Académicos estadounidenses (1) señalan que el nuevo paradigma de la publicidad masiva se dio en 2003 cuando la empresa californiana Apple publicó la aplicación de descarga de música iTunes. La gran revolución fue la disolución del mercado físico de la música en uno digital, sin intermediarios de ningún tipo y a una escala masiva y, más fundamental aún, la posibilidad de satisfacer la demanda de los usuarios a nivel individual: demanda única y personalizada por usuario.
El advenimiento de dispositivos móviles con acceso a internet adoptados por cientos de millones de personas (actualmente por billones) como el ipod (2001) y particularmente el iphone (2007) tuvo como consecuencia una demanda masiva de nuevas necesidades digitales que las grandes corporaciones tecnológicas no dudaron en satisfacer.
El consumidor, con sus demandas únicas, logró satisfacer sus necesidades y el productor (las grandes empresas tecnológicas) no sólo obtuvieron grandes beneficios económicos sino algo más vital: datos, información personalizada, única e identificable de los hábitos y patrones de consumo de sus usuarios. Nunca antes en la historia se había podido obtener ni sistematizar tanta información y de manera tan pormenorizada. Los avances computacionales han hecho posible el manejo eficiente de altos volúmenes de datos.
No obstante, lo verdaderamente revolucionario no son los casi inagotables datos de cada usuario captados por las grandes corporaciones tecnológicas sino el uso de dicha información para crear necesidades (demanda) artificiales que no existirían de manera tan expresa sino fuese por la acción de dichas empresas. A través de algoritmos sofisticados, la información personalizada de cada usuario es procesada y como resultado permite no solamente predecir, sino garantizar comportamientos, ya sea de consumo, sociales o de diferente índole.
Las consecuencia son dramáticas: la certeza de garantizar comportamientos basados en datos específicos proporcionados (¿libremente?) por los usuarios, implica que la libertad de decisión del individuo es manipulada y secuestrada con demandas de productos y servicios que no tendría en primer lugar. Las implicaciones son mayores: la manipulación conductual del individuo es posible con apenas pocos datos. Casos como el de Cambridge Analytica, donde dicha compañía británica analizó los datos de millones de usuarios de Facebook para predecir e influenciar comportamientos electorales en decenas de campañas del mundo, incluidas las de Estados Unidos de América (2016).
Sorprendentemente, no es necesario tener una gran cantidad de datos sobre el consumidor para predecir su comportamiento, basta tener alguna información crítica (por ejemplo: sexo, edad, afiliación política, preferencia sexual, religiosa, etc.) que es colectada fácilmente de muchas redes sociales (perfil de Facebook, por ejemplo) o apps en apariencia inocentes pero cuyo objetivo es precisamente obtener dicha información, como This Is Your Digital Life de Cambridge Analytica (2).
Las Redes Sociales han logrado la interconexión social a nivel mundial con todos los beneficios que eso acarrea pero también es la maquinaria silente más sofisticada jamás implementada para reducir y torcer la libertad individual.
¿Cómo defendernos?
Referencias:
1. Zuboff, Shoshana (2019). The Age of Surveillance Capitalism (1st ed.). Profile Books.
2. Hern, Alex (2018, April 10). How to check whether Facebook shared your data with Cambridge Analytica. The Guardian. https://www.theguardian.com/technology/2018/apr/10/facebook-notify-users-data-harvested-cambridge-analytica
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